Mientras esperamos al día 16 para el regreso de la serie os dejo la primera parte del fanfic de Sara. Se agradece el tener cosillas para leer en ausencia de capítulos. Aquí lo tenéis:
Alguien me dijo que este era el lugar dónde todo es mejor y más seguro
Nathan está sentado en el salón, ve la repetición del último partido que jugó con los Lakers, piensa en cómo han cambiado las cosas, en lo imposible que parecía que algunas de ellas se hiciesen realidad y, sin embargo, con el paso del tiempo, todas ellas se han cumplido. Haley también está en casa, arriba, en la habitación de Jamie. Tararea una canción mientras acaba de preparar el equipaje, lo hace despacio, con calma… también con precaución, no quiere que pase nada, no está vez… ya bastantes sustos se llevó mientras estaba embarazada de Jamie. Mientras todo esto ocurre, el pequeño Jamie juega al baloncesto en el jardín trasero de la casa, bajo la atenta supervisión de sus padres que, uno desde el salón y otro desde la ventana de la habitación más alta de la casa, le prestan continuamente. Adora el baloncesto y a pesar de su corta edad, tiene claro que cuando el contrato de su padre en Los Ángeles finalice, y vuelvan a vivir en Tree Hill, jugará con los Ravens y llevará el número 23, y será el mejor de todos, como lo fue su padre.
A varios miles de kilómetros de allí Brooke elige el que será su vestido de novia. Rachel insiste en aquel palabra de honor blanco roto que está colgado en la percha del fondo, ella sin embargo sabe que Chase preferiría otro, mucho menos caro, y sin embargo mucho más sencillo. No sabe por cual decidirse… en ese momento piensa en Peyton y también en Haley, en lo mucho que le gustaría que estuvieran allí, en como ellas encontrarían en un momento el vestido perfecto para ella, en las ganas que tiene de verlas y en lo mucho que las ha echado de menos. También, por un momento, piensa en Chase, en lo mucho que le quiere, en cómo no puede esperar ni un solo día más para ser oficialmente su mujer… también piensa en que estará haciendo, si los de la mudanza se habrán llevado ya todas las cosas, y en si estará pensando en ella.
Unas cuántas manzanas más al norte de la prestigiosa tienda de novias en la que Rachel y Brooke discuten sobre que vestido es el adecuado, Chase despide a los de la mudanza, indicándoles su nuevo hogar: Tree Hill. En ese momento piensa en Brooke, en que vestido estará eligiendo, en lo espectacular que estará con él puesto, en lo mala idea que ha sido que Rachel sea la encargada de aconsejarla sobre que vestido comprar, en lugar de que sean Peyton o Haley las que la ayuden, piensa también cuanto la echa de menos, aunque sólo haga unas seis horas que no la ve… pero sobretodo piensa en lo mucho que la quiere, en las ganas que tiene de que sea suya para siempre y entonces, sin poder evitarlo, sonríe.
No tan lejos de allí, en Tree Hill, Lucas escribe en el portátil. Está terminando su última novela. No es fácil escribir con tanto trajín por casa, así que cuando sus dos mujeres lo permiten (no muy a menudo), no se despega del ordenador durante horas. Mientras borra la última línea que ha escrito, apenas unos segundos antes, piensa en Peyton, en si habrá encontrado la tienda de disfraces que le recomendaron aquellas madres cotillas del colegio. También piensa en Rebeca, en sus rizos rubios y en lo guapa que estará vestida de ángel para la función Navidad… eso si su madre ha encontrado la tienda. Piensa en cómo han cambiado las cosas, en cómo aquellas que parecían imposibles e inalcanzables se han logrado, en lo feliz que se siente… en la infinita suerte que tiene. Unas cuántas calles más al sur de su casa, Peyton pregunta a una mujer mayor que espera en la parada del autobús sobre la famosa tienda de disfraces que aquellas madres cotillas y sabelotodos le recomendaron para comprar el disfraz de la función de Navidad de Rebeca, precisamente es a ella, a Rebeca, a la que sujeta fuertemente de la mano mientras sigue atenta las instrucciones de la mujer a la que ha preguntado. Después de darle las gracias, continúa su camino y, sin poder evitarlo, piensa también en Lucas… en la falta que le hacía tener un rato libre para escribir, en lo feliz que es a su lado y, también, en lo mucho que Rebeca se parece a su padre.
A unas cuantas calles de allí, Bevin espera su turno en la comisaría de Tree Hill. Está llorando, tiene moratones por todo el cuerpo y parte de la ropa rasgada a consecuencia de la pelea. En sus brazos sostiene a Nathan, su hijo, al que entretiene dejándole jugar con el informe médico que la han hecho en el hospital después de curarla. Piensa en lo mucho que se ha equivocado, en las ganas que tiene de acabar con todo, de dejar de luchar, de tirarlo todo por la borda… pero también piensa en esa persona que tiene en brazos, en lo mucho que significa para ella. En ese momento un policía dice su nombre en alto, es su turno, cuando se dispone a levantarse le ve. Lo mismos músculos, la misma sonrisa… ahora camuflados bajo el uniforme policial. Él también la ve a ella y, a pesar de la sorpresa del momento piensa en lo bonita que sigue siendo, a pesar de los moratones y arañazos… piensa en lo mucho que ha pensado en ella en los últimos años, en la que veces que ha querido llamarla, en los rumores que escuchaba a diario por el pueblo. En el momento en que ella llega a su lado Skills deja de pensar, su presencia le perturba tanto que ni siquiera es capaz de articular palabra. Sin hablar, ambos se dirigen en silencio hacía la salita de la comisaría en la que, basándose en el testimonio de Bevin, se hará oficial la demanda.
En ese mismo momento, una carta es introducida en el buzón por el cartero. Es una postal de Karen, en ella se ve una bonita imagen de París. La postal también la firman Lily y Andy y, en ella, anuncian su vuelta definitiva a Tree Hill.
Justo en ese instante, en la misma calle, Deb y Dan discuten sobre que mesa comprar para la casa de la playa en la tienda de antigüedades más famosa del pueblo… por la calle pasa también Whitey, con Rose, los cuatros se saludan por compromiso.
Continuará…