Fan Fiction de MRB (5ª parte)

Anteriormente en el fanfic de MRB...


CAMBIASTE EL MUNDO

Lucas estaba bebiendo una cerveza en el jardín de la casa de su gran amiga Haley; a su lado, Nathan bebía agua muy fría. Acababan de reencontrarse tras bastante tiempo separados, más del que ninguno de los dos hubiera deseado. Brooke Davis se acercó sigilosamente por detrás, y cuando estuvo a unos milímetros escasos de la espalda de Lucas, le tapó los ojos con sus manos:



- Adivina quien ha venido a darte la bienvenida. Te daré una pista: soy la segunda chica más bonita con la que has estado en tooooda tu vida…
- ¿Lindsey? -bromeó Lucas, aún con los manos ojos cerrados-.
- ¡OYE! –exclamó Brooke, mientras pasaba a usar sus manos para golpear cómicamente la cabeza de su amigo.
- ¡Ven aquí, Brooke Davis! –Lucas se giró rápidamente y abrazó a Brooke con tanta fuerza como para levantarla del suelo unos centímetros-.
- Cómo me alegro de verte amigo… Y de que todo haya salido bien.
- Yo también me alegro de volver a verte, Brooke. Y de poder agradecerte en persona que hayas sido tan generosa con nosotros al hacerte cargo de muchos de los cuidados sanitarios de Sawyer.
- Por favor, ¿qué no haría yo por mi ahijada? Por cierto, ¿dónde está? Me muero por abrazarla…
- Aquí mismo –dijo Nathan, que en cuanto vio llegar a Brooke fue a por Sawyer, pues sabía que Brooke desearía verla-.
- Oh Dios Mío… Hola Sawyer Brooke –dijo mientras cogía en brazos a la pequeña y la abrazaba al tiempo que se resbalaban por sus mejillas unas lágrimas de emoción-, o debería decir pequeña Peyton… Dios mío Lucas, ¡es igual que su mamá!
- Si, lo sé, por suerte para ella –comentó Lucas irónicamente-. Sawyer, ¿ves a esta preciosa mujer? Ella es Brooke Davis, tu hada madrina.
- Hola bonita… te quiero más de lo que ninguna mujer te querrá nunca… -dijo brooke realmente emocionada- excepto tu mamá, por supuesto.
- Bueno Brooke, ahora que por fin estoy aquí, cuéntame cómo te ha tratado la vida –se interesó Lucas-.
- Pues no he cambiado el mundo, como tú predijiste, pero mi vida sí que ha cambiado. Como sabes ahora soy una feliz mamá de los dos bebés más preciosos del planeta. Y una esposa muy satisfecha –afirmó Brooke mientras le guiñaba cómplice un ojo a su amigo-.
- Siento no haber estado para poder compartir todos esos momentos contigo, pero debes saber que, aunque no de forma física, nunca has dejado de estar en nuestros pensamientos.
- Lo sé, Scott. Y ahora coge a mi ahijada en brazos porque tengo que usar mi móvil para hacer una llamada urgente.
- ¿Qué ocurre? ¿Va todo bien?
- Sí, estoy llamando a mi salón de belleza, por aquí va todo bien menos tu pelo, querido. Ahora que no tienes que pasarte los días encerrado en un hospital, no puedo permitir que te pasees por las calles de Tree Hill con esa horrible melena que dejó de estar a de moda allá por los 90.
- No me extraña nada que seas precisamente tú la que me haga un comentario tan descarado y directo sobre mi pelo –dijo Lucas mientras sonreía tímidamente-. Por cierto, Brooke, déjame que te lleve la contraria en algo. Yo sí que acerté con mi predicción. Brooke Davis sí que ha cambiado el mundo. Al menos el mío, y también el de tu mejor amiga. Sin tus generosas donaciones no habríamos podido tener unos servicios médicos de tanta calidad. Así que, ahora que vas a poder ser testigo de cómo mi hija crece… -a Lucas se le entrecortaba la voz-, en cada cumpleaños, o cuando se gradúe o encuentre su primer trabajo serio, recuerda que tú has sido una parte muy importante en todo esto. Si ella consigue todas esas cosas, será en parte gracias a ti.
- Dame otro abrazo, Lucas Scott.

Y esas dos personas, que un día fueron pareja para más tarde pasar a ser grandes amigos, se abrazaron una vez más mientras pensaban lo afortunados que eran de conservar la amistad del otro.


EN LA ENCIMERA DE LA COCINA

Nathan había decidido dejar a solas a Brooke y a Lucas. Estaba deseando hablar detenidamente con su hermano, pero al fin y al cabo, ellos también llevaban demasiado tiempo sin verse. Se dirigía a la cocina, en busca de su mujer, a la que encontró entre fogones, ollas y sartenes:

- Mírate, llevas tres horas cocinando sin parar y aún así eres la mujer más bonita de esta casa.
- Gracias, mi amor. Pero no vas a conseguir una que te deje probar la comida antes de tiempo, ¡prohibido coger nada hasta que no lo sirva en la mesa!
- No son palabras gratuitas, Hales. Hablo en serio, eres preciosa, te quiero y después de todo lo que ha pasado soy más consciente que nunca de lo afortunado que soy de tener una mujer tan bondadosa, fuerte y preciosa como tú. Y encima, sabes cocinar como nadie -bromeó Nathan-.
- Oh, cállate. O tendré que mandar a todos a su casa para quedarme a solas con mi marido.
- Déjalos, disfrutemos del día ahora que por fin estamos todos juntos. Pero debes saber, Haley James Scott, que esta noche, cuando todos se vayan a dormir, yo voy a hacerte el amor sobre la encimera de esta cocina -susurró Nathan mientras miraba de forma pícara a su mujer-.
- Ya lo estoy deseando -dijo ella mientras le besaba sensualmente-.
(…)
- ¡Pero bueno, chicos! Buscaros un hotel, vengo con un invitado y va a salir corriendo si os ve dándoos el lote de esta manera… -bromeó Peyton, que entró en ese preciso instante por la puerta de la cocina-.
- ¡Peyton! -Haley salió corriendo hacia ella, y la abrazó fuertemente-, ¡cómo me alegro de verte por fin! Es genial que estéis de nuevo aquí.
- Lo sé, amiga. Por fin este día ha llegado –exclamó Peyton, tremendamente feliz-.
- Hola, preciosa -dijo Nathan-.
- Ven aquí, colega –Peyton rodeó con sus brazos a su amigo Nathan- que bien poder abrazaros de nuevo… ¿Estás muy flacucho no, Scott? No me digas que has pasado hambre durante tu secuestro.
- Veo que se te ha pegado el buen humor de tu marido -dijo Nathan-.
- Algo así…
- Peyton, antes de nada, déjame darte las gracias -se adelantó Haley-. Te agradeceré toda la vida que, aún teniendo que lidiar con todo lo de Sawyer, aceptaras cuidar de Jamie mientras se solucionaba lo de Nathan.
- Por favor, amiga. No hay nada que agradecer – dijo Peyton mientras le pasaba el brazo por encima a Haley y se dirigían hacia el jardín, para reunirse con el resto-. ¿Cómo estás? Ha debido ser muy duro. No quiero ni imaginarme el infierno por el que has pasado.
- ¿Sabes? Lo cierto es que sí, ha sido horrible, pero a pesar de que todo indicaba lo contrario, nunca perdí la esperanza. En mi corazón sabía que el final de Nathan no había llegado…


PROPUESTAS, TEMORES Y SORPRESAS

Julian, Clay y Quinn llegaron por fin a casa de los Scott. Se fueron directamente al jardín, puesto que con el día tan soleado que hacía, habían acordado almorzar fuera y disfrutar así del buen tiempo.

Julian enseguida fue a saludar a Peyton, y le transmitió lo feliz que se sentía de que todo hubiera salido bien. También le dio una bienvenida muy calurosa a Lucas, al que se alegraba realmente de ver. Por otra parte, Nathan se encargó de presentar a Clay al resto:

- Así que este es el tipo que casi arruina tu carrera como jugador de la NBA -dijo Lucas-
- Bueno, a mi favor tengo que decir que también soy el que lo salvó en el último momento y le ofreció el mejor contrato de su carrera -se apresuró a aclarar Clay-.
- Y menos mal, colega. Si no me habría encargado de que pagaras por ello - bromeó Lucas-. Quinn, me alegro de volver a verte, ya veo que por ti no pasan los años… ¿Conoces a mi esposa Peyton?
- No tanto como me gustaría. Peyton, acabo de ver todos tus dibujos, estoy maravillada, tienes muchísimo talento -dijo sinceramente Quinn-.
- ¡Ya me caes bien! Soy Peyton, encantada de conocerte.
- Yo sí que estoy encantada. De hecho, al ver tus dibujos se me ha ocurrido una idea fantástica: quiero que los expongas en mi galería.
- Guau!! Es fantástico que me ofrezcas algo así, pero no creo que sean tan buenos. Honestamente, nunca he pensado mostrarlos al gran público.
- ¿Bromeas? -dijo Quinn- en cuanto la serie de Julian sea un éxito tus dibujos van a triunfar…

Mientras esto ocurría, Nathan ofreció a Julian una cerveza:

- ¿Qué es lo que te preocupa, Julian? Pareces distraído…
- ¿La verdad? Siendo honesto contigo, me preocupa que al haber regresado Lucas, me sienta desplazado, precisamente ahora que tú y yo comenzábamos a hacer buenas migas.
- No tienes que preocuparte, colega. Nada tiene que cambiar.
- Gracias, tío. Nunca le he dicho a nadie esto, pero es muy difícil hacerse un hueco entre vuestro grupo de amigos.
- Tú ya eres uno de los nuestros, Julian -dijo sinceramente Nathan- Y si no, siempre puedes quedar para beber zumo con Jamie.
- Jejejeje claro, claro… -Julian sonrió tímidamente, sin llegar a saber del todo si Nathan hablaba en serio o no en cuanto a lo de Jamie-.

Por otra parte, Peyton hablaba con Haley y Max sobre la incorporación de éste a la discográfica.

- Me parece genial que te unas a nosotras, Max. Aunque debéis saber que ya tenemos fichado al primero de los artistas que vamos a promocionar.
- ¿En serio? ¿Lo conozco? -preguntó Peyton curiosa-.
- Probablemente lo conoces más de lo que querrías… Chris Keller.
- Oh genial!! Espera.. ¿qué? -Peyton no entendía nada-.
- Como lo oyes. Sé que resulta difícil de creer, pero los años y los fracasos han hecho de Chris un tío medianamente decente, que sigue manteniendo el talento que un día tú ya comprobaste que tenía.
- Me fiaré de ti, Haley. Espero que estés segura…
- Créeme, Peyton. No nos vamos a arrepentir.

Al mismo tiempo, Brooke conversaba con Lucas y Julian:

- Teníamos muchas ganas de que volvieras, Lucas. Julian tiene una oferta muy importante que hacerte.
- Bueno, mi esposa es muy impaciente, pero no creo que este sea el momento, Luke.
- Pues, si tu esposa es muy impaciente, yo soy muy curioso, así que ahora tendrás que decirme de qué trata esa oferta.
- De acuerdo -cedió Julian-, verás, desde que empecé con los preparativos de la serie, le he dado muchas vueltas y, bueno, creo que…
- ¡¡¡Julian quiere que seas el guionista de la serie!!!
- Gracias, Brooke. Gracias por dejar que sea yo quien se lo cuente a Lucas.
- Lo siento, cariño. Pero me encanta dar buenas noticias…

Dos chicos muy apuestos entraron al jardín:

- Pero si es la nueva estrella de mi discográfica -exclamó Peyton-.
- Bueno, bueno, bueno… autógrafos luego, por favor. Chris Keller necesita beber algo primero…
- Voy a odiar trabajar contigo -dijo Peyton, medio en broma, medio en serio-.


(…)


- Hola Chase, toma una cerveza, invita Nathan -bromeó Julian-. Tienes mala cara, ¿qué te ocurre?
- Nada, unas gemelas que me están volviendo loco y no me han dejado descansar en toda la noche…
- Hablando de mujeres, ¿sabes que Alex ha vuelto a la ciudad? Va a protagonizar mi serie -soltó Julian-.
- Me acabas de destrozar… -admitió Chase, que se había quedado petrificado y blanco como una pared-.
- ¿Hay otra cervecita para Chris Keller? -dijo éste mientras se acercaba al grupo- Un cantante de categoría y contrato discográfico como yo no puede permitirse tener la garganta seca.
- Aahí la tienes -Nathan le lanzó una lata- Vaya, Chris. Tú también tienes mala cara… ¿otra mala noche? ¡Espera! Chase, has dicho gemelas, ¿verdad? Olvídalo, no quiero que me respondáis ninguno de los dos…


(…)


- Todos a la mesa chicos!!! No podemos seguir esperando a Mouth y a Skills o la comida se enfriará del todo -ordenó Haley-.

La vieja pandilla (y alguna nueva adquisición) se sentó a comer. Conversaban alegremente y se ponían al día en cuanto a las vidas de cada uno. Había pasado mucho tiempo, pero a la vez parecía que no había transcurrido nada, que la última vez que se vieron y compartieron mesa y confidencias había sido la semana pasada, o la anterior… es lo que ocurre con los grandes amigos, que el tiempo no pasa para ellos…

- ¿Habéis empezado a comer sin los mejores? ¿Pero qué clase de amigos sois vosotros? -gritó Skills desde la puerta del jardín- Lucas Scott, no me esperaba esto de ti, hermano. Yo me preocupo de traerte una sorpresa para que tu bienvenida sea redonda, y tú ni siquiera guardas unas costillas para tu colega Skills…
- No te adelantes a los acontecimientos, Skills. Aquí hay un plato con una selección de lo mejor de la mesa, sólo para ti.
- Así me gusta, colega. Te has ganado que te muestre tu sorpresa… Mouth, ya puedes pasar!!

Mouth apareció de espaldas por la puerta. Iba despacio y arrastraba algo. Lo primero que vislumbraron fueron unos manillares… Mouth cargaba una silla de ruedas:

- Entrenador Whitey!!!!!! –exclamó Lucas, visiblemente emocionado, que echó a correr hacia ellos-.

Whitey, con una movilidad bastante reducida y hablando con más lentitud de la que Lucas recordaba, contestó - Me alegro de verte, Scott. Me alegro de veros a todos… Pero, ¿Cuándo narices dejaréis de llamarme entrenador?

Mouth y Lucas escoltaron hasta la mesa al entrenador, que fue recibido muy calurosamente por todos, que enseguida se levantaron de la mesa para abrazar al viejo entrenador de los Ravens. Menos Skills, que después de dar un beso fugaz en la mejilla de Peyton, se sentó a comer mientras los demás se deshacían en elogios hacia Whitey.

Por fin estaban todos reunidos. Por fin las cosas volvían a estar tal y como siempre deberían haber estado. Al día siguiente comenzaría una nueva etapa en la vida de los chicos: Nathan como entrenador, Lucas y Julian preparando una serie de TV, Peyton con la discográfica… pero ese día, durante esa comida y después en la sobremesa, que se alargó hasta el anochecer, los chicos sólo se dedicaron a recordar viejas anécdotas y a reír y a disfrutar juntos. Tal y como hacía tiempo que no ocurría. No importaba lo que ocurriese al día siguiente. Este día, en este momento, se tenían los unos a los otros… y no necesitaban nada más.

FIN

Aquí termina el maravilloso fanfic de MRB, pero pronto tendréis noticias sobre una posible continuación.