Nuevo fanfic de MRB

Haley caminaba por una de las calles de Tree Hill. Se dirigía al Karen´s Café. Su turno comenzaba muy temprano, pero no le importaba, adoraba ese café. Por la misma acera por la que caminaba veloz, alguien corría en dirección contraria a ella. Lo reconoció enseguida: era Nathan Scott. “Dios, es arrebatadoramente guapo…” pensó ella conforme él pasaba por su lado, ignorándola, como siempre hacía. A pesar de ir al mismo instituto y asistir a un par de clases juntos, un chico tan popular como Nathan Scott, nunca se fijaba en una empollona como Haley.

Ella se dijo a sí misma que no importaba, tampoco necesitaba la atención de un cretino como ese, que sólo tenía ojos para sí mismo, aunque tuvo que reconocer que estaba muy atractivo entrenando y lleno de sudor. Entró en el Karen´s Café y al primero que vió en la barra fue a Keith Scott, dando pequeños sorbos a su café, que estaba muy caliente, tal y como él pedía cada mañana, antes de ir a su taller a trabajar…

-Buenos días, Keith
-Buenos días, Haley, ¿cómo se presenta la mañana?
-Bastante negra. Hoy es el baile de primavera y no tengo pareja, por lo tanto, me quedaré en casa.
-¿Por qué? Yo nunca tenía pareja para esos acontecimientos, pero eso no me impidió acudir a todos los bailes y divertirme con mis amigos. Dile a Lucas que te acompañe…
-Keith… cuando aprenderéis tú y Karen, ¡Lucas y yo sólo somos amigos! No estoy enamorada de él, a pesar de lo unidos que estamos. Es como si te dijera que amas en secreto a Karen, porque pasas mucho tiempo con ella y la apoyas en todo. Seguramente te echarías a reír…
-Ejem, ejem… (Keith se atragantó con el café, incómodo ante las palabras de Haley) Claro, claro… menuda tontería. Pero, eem… volviendo al tema, deberías asistir al baile, Haley.
-Baahh…. Tampoco tengo mucho interés.
-Haley, todas las chicas tienen interés en asistir a los bailes de instituto -afirmó Karen, que apareció por detrás de la barra, cargando cafés y platos para los clientes- Y tranquila, no puede ir peor de lo que fue el mío…

*****

Brooke estaba tumbada en su gran cama de matrimonio. Apoyada en el cabecero miraba el precioso vestido que colgaba de la puerta de su armario y que había comprado para el baile de esa noche. Era bastante bonito, pero no era el que ella quería. En el escaparate de la tienda, el día anterior, había visto un precioso vestido rojo, muy sexy y elegante. Brooke estaba convencida de que el rojo era su color. Recordó las palabras que su madre, Victoria, le dedicó cuando le comentó que quería un vestido rojo muy bonito que había visto en la boutique más exclusiva de la ciudad, y que si podía acompañarla para probárselo: “El rojo es para las prostitutas. Coge esta tarjeta de crédito y cómprate el que quieres, menos uno rojo. Yo estoy muy ocupada”. Una lágrima caía por sus ojos mientras lo recordaba, ella tan sólo quería pasar algo de tiempo con su madre… que la llevara de compras tal vez. Y que por un día, un instante, su madre le dijera lo preciosa que estaba.

Brooke, por la tarde, había ido a la tienda y, en un momento de desesperación, preguntó cuál era el vestido más caro que tenían. El vestido que le indicó la dependienta era el que colgaba ahora de la puerta de su armario. Brooke lloró en su cama. Ella era el alma de la fiesta, una chica divertida y muy popular conocida por no perderse ninguna celebración, pero cuando estaba a solas consigo misma, se sentía la persona más triste del mundo, no se sentía querida ni valorada.

Cuando sus padres empezaron a discutir por algún motivo y las voces y los reproches llegaron a su habitación, decidió levantarse y largarse de allí. No soportaba estar en casa cuando sus padres discutían. Se lavó la cara, se vistió rápido, se miró en el espejo y se dijo a sí misma: “Pon la mejor de tus sonrisas, Brooke Davis”, y eso hizo. Salió por la puerta roja de su gran mansión y se dirigió hacia el único sitio en el que se sentía segura…

*****

Lucas estaba en la cancha del río, haciendo lo que más le gustaba en el mundo, jugar un partido con sus amigos.

-Y una vez más, el equipo liderado por Lucas Scott resulta ganador –Jimmy Edwards fingía retransmitir el partido desde uno de los merenderos situados al lado de la cancha-.
-Ya está bien Jimmy, desde que a ti y a Marvin os ha dado por querer ser periodistas deportivos estáis compinchados para apoyar a Lucas -protestó Skills-.
-Escucha… que tú, Junk y Ferggie seáis tan malos no es nuestra culpa -dijo riendo Marvin-.
-Tienes una boca muy grande, tío -gritó un enfadado Skills- Tu madre debió ponerte “Mouth” en lugar, de Marvin.
-¡¡Mouth!!, me gusta… Debería ser tu mote cuando seas un reputado periodista -dijo Lucas mientras cogía una botella de agua-.
-Tú no digas nada, Lucas. ¿Has visto cómo juegas? Deberías hacer caso a tu tío Keith y entrar en el equipo de Los Ravens. Eres muy bueno como para conformarte con la cancha del río -aconsejó el ahora apodado “Mouth”.
-¡Pero es que nosotros somos los chicos de la cancha del río! Y está bien así, ¿vale? Ese mundo no es para mí, no es para nosotros… -dijo Lucas, no muy confiado en lo que estaba diciendo
-Bueno, chicos, ¿vamos a ir juntos al baile o pasamos de presentarnos allí sin pareja? -preguntó Ferggie, que llevaba todo el día dándole vueltas al tema-.
-Ferggie, yo si tengo pareja, Brooke Davis me lo pidió ayer -bromeó Marvin-.
-Lo que yo te diga tío, mucha boca… -dijo Skills entre dientes-.
-Es cierto, Skills ha dado en el clavo, el mote de “Mouth” no podía haber sido más acertado –afirmó Junk- Y dinos Mouth, ¿qué le dijiste a la diosa Brooke?
-Que mis amigos estaban solteros y por solidaridad con ellos tenía que rechazar amablemente su invitación -bromeó Mouth- Y tú, Lucas, ¿vas con alguien?
-Que va, llevaba tiempo pensando en pedírselo a una chica, pero al final no me he atrevido…

Haley apareció por allí, ya había terminado su turno en el café y, como siempre, de camino a casa, se paró a conversar un rato con los chicos…

-Oooooh, ¿la diosa ha dicho que no? -se burló de Lucas-.
-Calla Haley, o te pediré que me acompañes a mí… -dijo Skills, tanteando el terreno con su amiga Haley-.
-Lo haría encantada, de hecho, te acompañaré a ti y a toda esta pandilla de perdedores –dijo Haley, bromeando- Yo tampoco he conseguido pareja.
-Pues a mí no se me ocurre personas más adecuadas que todos mis amigos para ir a un baile… No querría que fuese de otra manera –dijo Lucas.

Se hizo el silencio, y se quedaron callados durante unos segundos. Y de pronto, todos estallaron en sonoras carcajadas. Todos menos Lucas…

-¿De qué os reís?
-Te agradecemos lo que dices, hermano. Pero aquí todos sabemos que si pudieras, irías con otra persona antes que con nosotros -insinuó Skills-.

Lucas miró a ambos lados. A su izquierda su amigo Skills, a su derecha su gran amiga Haley, que lo miraba con esa cara que tantas veces le ponía y que significaba “sé perfectamente lo que estás pensando…”. Hasta que ella sonrió y le dijo:

-En serio, Luke. Algún día tendrás que ser valiente, lanzarte y hablar por fin con Peyton Sawyer…

*****

Peyton Sawyer estaba debajo de un puente, pensando en lo mucho que le hubiera gustado que le quedase bien uno de los vestidos que heredó de su madre. Un vestido que le encantaba y que pretendía haberse puesto para el baile de esa noche. Era un traje azul claro precioso, con tul en la falda y ajustado en el pecho, y dos tirantes anchos de terciopelo al cuello, pero aún no le quedaba bien, tendría que esperar para otra ocasión, quizá algún baile del próximo año…

-Hola P. Sawyer, ¿emocionada por el baile de esta noche? -era Brooke Davis, su mejor amiga.
-No mucho, en realidad. Por cierto, al final sí que voy a acompañarte, Nathan piensa que debe ir con el equipo.
-¡Menudo capullo! En serio Peyton, si ese tío prefiere ir con la panda de idiotas de Los Ravens, antes que con su espectacular novia, es que está mal de la cabeza…
-Lo sé, pero me da igual, ¿sabes? Además, como tú dices, lo importante no es con quién llegas a la fiesta, sino con quien te vas de ella. Y prefiero ir con mi impresionante mejor amiga, que será seguramente la Reina del Baile.
-Perdona… ¿Seguramente? ¿Quién crees que tiene posibilidades de arrebatarme el puesto? -preguntó Brooke, muy preocupada.
-Tranquila, Brooke. Esa corona es tuya.
-Lo sé!!!! -dijo Brooke muy emocionada, dando palmaditas e imaginándose con la corona puesta- Venga… siempre venimos aquí cuando estamos tristes, dejémonos de dramas. Somos chicas jóvenes y guapas y vamos a pasarlo genial en nuestro baile de primavera. ¡Hagamos algo divertido! ¿Qué te apetece?
-Quiero un café
-¿En serio? ¿Un café? Necesitamos aclarar lo que entendemos por divertido, Peyton. Pero en fin… si es lo que quieres. Vayamos a un sitio que me han recomendado esta mañana en la peluquería, un tal Karen´s Café.
-Te han dejado muy guapa, por cierto.
-Gracias amiga… Y ahora levanta el culo de ahí y vamos a por un café calentito…-dijo Brooke, fingiendo estar animada- Mira, otra vez está ahí esa mujer. En el puente, ¿la ves?
-Sí, es esa rubia que estuvo mirándonos ayer… No tengo ni idea de quién es, pero me encanta su chupa de cuero.

Continuará...