11/12/08 ACTUALIZADA - 10ª PARTE
10ª Parte: Jake
A veces, a su lado, mientras le escucha hablar, siente como si con un breve vistazo pudiera ser capaz de asomarse a su alma, atravesando las gruesas capas de fingida normalidad con las que tantas veces ha intentado ocultar sus preocupaciones del exterior. Ni siquiera el paso del tiempo ha sido capaz de privar a Jake de esa llave maestra que le permite abrir la puerta de sus emociones interpretando hasta la más fugaz de las muecas. Los ojos de Jake reflejan madurez tras las sombras de una juventud renunciada. Los surcos en su frente han ganado profundidad y bajo sus ojos se adivinan varias arrugas de noches en blanco. Su voz ha ganado firmeza pero no puede evitar un deje de pesar al final de las frases.
Peyton camina a su lado, atendiendo a su historia, acompañándola apenas con breves asentimientos. Sus palabras dibujan la ciudad de Savannah como surgida entre brumas trayendo consigo una historia de la que apenas conoce ciertas líneas salteadas.
**********
Mi vida no era como había esperado que fuese a los veintitrés años. Si me hubieran preguntado al empezar el instituto, hubiera dicho que a esa edad estaría terminando la universidad, viviendo la vida, de fiesta en fiesta, todavía lejos de las preocupaciones. Nada más lejos de la realidad. El destino me tenía preparado un camino lleno de obstáculos y planeaba robarme la juventud, envolviéndola en continuos problemas. Tengo veintitrés años... pero llevo mucho tiempo sintiéndome mucho, muchísimo más viejo.
Sin embargo, volvería a repetir cada uno de los pasos dados, durante estos últimos siete largos años. El único error, que mi joven ingenuidad no pudo prever, fue conocerla. Tenía que haber visto que no era más que una embaucadora serpiente, alguien incapaz de preocuparse por algo más que por su propio bienestar y capaz de todo por alcanzar sus ambiciones. Pero entonces apenas era solo un crío engatusado por un bonito cuerpo y unas palabras melosas. Con ella fue mi primera vez y tras esa primera vez vinieron muchas otras. Siempre usamos protección. Yo vivía en una burbuja de jabón, contemplando el mundo con un velo de irrealidad, hasta que ella, con una de sus afiladas uñas pinchó ese hechizo despertándome del sueño a la pesadilla. Todavía recuerdo como si fuera ayer el día en que me dijo que estaba embarazada. Yo le pregunté cómo podía ser posible. Ella no supo que contestar. En su rostro no vi miedo. Sólo amargura. Más tarde comprendería que ya tenía pensado dejarme y que el embarazo suponía para ella un incómodo imprevisto dentro de su profunda egolatría. Trató de desaparecer de mi vida. Afortunadamente Tree Hill no es lo suficientemente grande para permanecer oculta durante siete meses sin dejar rastro. En ese tiempo me di cuenta que no conocía nada de ella, que, error adolescente, había pasado unas pocas semanas con la única preocupación de explorar cada pliegue de su cuerpo, sin conocer su interior, sus pensamientos, su forma de ser. Ni siquiera sabía nada de su familia. La primera vez que fui a su casa habían pasado unas dos semanas y su madre casi me echó a patadas de allí en cuando supo quien era. No la culpo. En ese entonces, supongo que para ella no era más que aquel chico que había preñado a su hija.
Aunque me evitaba y no cogía mis llamadas, Nikki no llevaba una vida precisamente de clausura. No era difícil encontrarla en algún bar y tras varias frases cortantes, discutir acerca de la conveniencia de respirar ese ambiente para el estado del feto o bien rebajarme a preguntar una y otra vez sobre su rechazo hacia mí. Imagino, muy a mi pesar, que se había convertido en algo así como mi primer amor y su rechazo sólo provocaba que mis sentimientos fueran más fuertes. Además nunca mi mente se había alejado de la idea de ser el padre de esa niña por mucho que la idea me aterrorizará. Fue realmente triste enterarme del nacimiento de Jenny mediante una llamada del padre de Nikki. Me exhortó que no volviera a acercarme a ellas, que no querían saber nada de mi y que si sabía lo que me convenía haría las cosas tal y como me las ordenaba. No supe contestar a la amenaza. En aquel momento ni siquiera me vino a la mente la posibilidad de presentar una denuncia y luchar por la custodia de Jenny. No me valía nada que no fuera tener a las dos. Creo que no fue hasta que descubrí la forma en que trataba a nuestra hija recién nacida, cuando recobre el control sobre la realidad, el deseo se convirtió en el más oscuro de los odios y me juré a mi mismo que ella nunca sería la madre de Jenny.
Era de noche. Llamaron a la puerta. Yo estaba medio adormilado en el sofá viendo la tele. No me había incorporado cuando el timbre chillo de nuevo furioso en cortos y continuos pitidos. Cuando llegue al recibidor alguien al otro lado estaba aporreando la puerta furiosamente y vociferando mi nombre. Reconocí la voz. Abrí la puerta y ante mi apareció el rostro congestionado e histérico de Nikki. A sus pies tenia una especie de cuna y Jenny lloraba agitándose de un lado a otro en su interior. Le costaba pronunciar las palabras. Sus ojos vidriosos me taladraban. No podía parar de moverse.
* Esto es lo que quieres, ¿no? Tu hija, ¡Tu maldita hija! ¡Es toda tuya!
Me escupió a la cara, pateó la cuna y se largó corriendo. Jenny hipaba histéricamente. Metí la cuna dentro de casa. La cogí en brazos, me recosté en el sofá y la mecí lo mejor que supe. No tardó mucho en dormirse, pero yo permanecí toda esa noche despierto, temblando, sin entender nada y sin saber que hacer…
Cuidé a Jenny lo mejor que pude. Absorbía todo mi tiempo. Apenas si podía ir a clase o jugar al baloncesto. Mis padres me apoyaron lo que pudieron, pero odiaba sufrir la expresión de compasión y lástima de mi madre cada vez que me dirigía una mirada. Por momentos, según pasaba el tiempo, pensaba que Nikki había desaparecido para siempre, dondequiera que su espíritu indómito le hubiera llevado. Mi corazón todavía se dejaba llevar por ilusiones. Eso también se acabaría pronto.
Fue también otra noche, pero esa vez todo fue mucho más frío. Apareció de nuevo a los pies de mi casa y al abrir la puerta clavó sus ojos en mí y con su media sonrisa viperina me pidió saber qué tal estaba nuestra hija. El silencio fue mi respuesta, tras el ruido sordo del portazo. Nikki no desistió. Quería volver a mi vida a toda costa, pero yo no veía más que al ser diabólico que había abandonado a su hija preocupándose únicamente por su propia vida. No podía permitir que Jenny tuviera una madre así. El sólo recuerdo de sus sollozos de aquel día alimentaban mi determinación. Por ello traté de ser claro desde el primer momento y negarme a que Nikki tuviera ninguna clase de contacto con Jenny.
Y la guerra comenzó. Una partida de ajedrez que no podía quedar en tablas. Las jugadas se sucedieron sobre Tree Hill al mismo tiempo que por otro lado volvía a surgir en mí el amor. Empezó de una manera inocente y poco a poco casi sin darme cuenta, me sorprendía a mi mismo intercalando a Peyton entre mis pensamientos. Se había convertido en la única luz de mis días oscuros. Me ayudaba con Jenny, me acompañaba, podía hablar de todas mis preocupaciones y liberarme brevemente de ellas. Pero Nikki me tenía reservada otra de sus sorpresas. Hacía que pensara que no quería a Jenny, que su único objetivo era que no fuera feliz. Trató de secuestrarla, reservando el movimiento que jugaría más tarde.
Quería pedir la custodia de Jenny. Era un órdago. No sólo pretendía ser parte de la vida de Jenny sino quitármela completamente. El intento de secuestro no había sido más que una estratagema para poner el juicio de su parte alegando falta de atención por mi parte. Yo difícilmente podría describir mi más profunda convicción de que Nikki nunca sería una buena madre, pero sin pruebas. Para mi desesperación sabía que la legislación siempre estaría de su parte.
Pero no me rendí. Si quería evitar perder a Jenny mi única salida era escapar. Mi huida me llevaría a Savannah y Peyton quedaba inevitablemente atrás. Permanecí meses escondido, con miedo de salir a la calle, temiendo que Nikki apareciera al girar cada esquina. Los recuerdos me consumían y no había noche que no me durmiera pensando en Peyton, en sus rizos, en sus ojos, en su sonrisa…Y por primera vez en mucho tiempo, antepuse mis propias necesidades a las de Jenny. No soportaba permanecer oculto y solo por más tiempo. La llamada de Lucas advirtiéndome del mal momento que estaba pasando Peyton fue lo que acabó por decidirme a volver.
Los primeros días de mi regreso fueron como un sueño. Encontré una felicidad que nunca antes había disfrutado. Todavía hoy, recuerdo con cariño aquellas noches en su cama, dónde nada más importaba, dónde sólo éramos nosotros dos y el mundo podía esperar. Pero en Tree Hill las calles tienen ojos y es difícil pasar desapercibido. Tenté mucho a mi suerte y Nikki acabó encontrándome. La angustia me invadió y tomé una decisión desesperada. Pedí a Whitey que se llevara a Jenny a algún lugar lejos de Nikki. Ella no desaprovecho la oportunidad y manteniendo su plan original de conseguir la custodia de Jenny consiguió encerrarme temporalmente en la cárcel. Las preguntas se agolparon en mi mente. ¿Estaría bien Jenny? ¿Qué más cosas tendría planeadas Nikki? ¿Alguna vez podría tener una vida normal?
Peyton, siempre Peyton, consiguió sacarme de allí con la ayuda de los abogados. Consiguieron desestimar la petición de Nikki que ni siquiera acudió al juicio. Cuando por fin creí que todo había acabado, que podría tener mi vida tranquila con Peyton y Jenny, el teléfono me privó de mis sueños. Al otro lado del auricular la voz sibilina de Nikki.
* Di adiós a papi, cariño. La próxima vez que quieras esconder a mi hija elige un sitio mejor que Florida.
Se me heló la sangre. Sin saber cómo, Nikki se las había ingeniado para descubrir el paradero de Jenny y la había secuestrado. Otra vez se abría ante mí un camino de difícil retorno lejos de Peyton y no podía negarme a recorrerlo. Otra vez, tendría que luchar por recuperar a mi hija.
Para cuando nos volvimos a encontrar, medio año después, parecía que toda una vida había pasado ante nuestros ojos. Yo había conseguido encontrar a Nikki con muchas dificultades, recorriendo media América, hasta conseguir dar con su pista. Jenny había crecido y aunque estaba bastante delgada no presentaba mal aspecto. Hablé con Nikki diciendo que todo tenía que acabar, que teníamos que finalizar todas nuestras luchas y aparcar nuestros odios por el bien de nuestra hija.
*¿Quieres realmente a Jenny? – le pregunte.
Ella asintió y yo me tuve que tragar toda mi desconfianza. Llevamos el caso al juzgado de Savannah para que fuera quien resolviera la disputa de una vez por todas y conseguí, no se si por un asomo de benevolencia o simplemente por recomendación de los abogados, la temporal custodia de Jenny durante los fines de semana.
Encontré trabajo en un bar, para poder pagar el alquiler de mi nueva casa. Allí además de trabajar como camarero podía retomar una de mis aficiones y los viernes por la noche subía al escenario y tocaba mis canciones con la melancolía del recuerdo del café de Karen. Y entonces volvió Peyton a mi vida. Estaba bastante cambiada. Yo apenas sabía de ella lo poco que habíamos hablado por teléfono o escrito por correo. Quisimos retomar el sueño, como si el destino no nos hubiera separado anclándonos en lugares distintos. Volvimos a dormir juntos. Incluso me propuso matrimonio, dejar todo atrás y venir a vivir conmigo, pelear a mi lado para conseguir la custodia total de Jenny. Sin embargo, su rostro no disfrazaba un pesar oculto, traicionado en sueños al pronunciar las palabras que me harían comprender que una vez más me había engañado a mi mismo con mi propia irrealidad.
*Te amo Lucas
Se me cortó la respiración de dolor. La noche se hizo eterna… Quizás fui demasiado brusco con ella la mañana siguiente. Me pudo la rabia. No poder soportar la verdad…Pero era Peyton, y la amaba y siempre había estado ahí cuando me hizo falta. Al menos, si no podía ser mía, ahogaría mi propio egoísmo y dejaría que siguiera su propio rumbo hacia donde su corazón la llevara.
Por primera vez, aunque resultase paradójico, la preocupación por conseguir la custodia completa de Jenny, mitigó en parte el dolor por la pérdida de Peyton. Quería conseguir que mi vida fuera modélica para que fuera una baza a mi favor. Por ello, consumía mis mañanas dedicándolas a trabajos temporales que encontraba en anuncios del periódico y las tardes continuaba en el bar. Un viernes por la tarde, Peyton ya sólo parecía una pequeña espina clavada en el horizonte, estaba cantando una de mis últimas canciones en el pequeño escenario ante un público poco entusiasmado. Cuando bajé y me puse detrás de la barra, un hombre de alrededor de sesenta años llamó mi atención.
* Buena canción chico – me dijo mirándome de soslayo
* Muchas gracias – contesté - ¿Quiere que le ponga otra?
* No, tranquilo. Por hoy creo que ya he bebido más que suficiente. Ya me pasearé otro día a tomármela con mucho gusto.
Se bajo del taburete y desapareció envuelto en su gabardina. Yo me quedé con una sensación de extraña familiaridad que no supe descifrar. Continué atendiendo al resto de gente que se acercaba a la barra. Cerca de la hora de cierre, Mery, la dueña del bar y una de las personas a la que más debo en Savannah por cuidarme como su propio hijo, me pasó una nota, que alguien había dejado para mí. En ella garabateado pude leer el mensaje:
Para Jake, tan pronto como puedas
12, Oak Grove
Pregunté a Mery, pero me dijo que no sabía quién había sido el autor. Había encontrado la nota oculta entre dos botellas. La dirección en sí no me decía nada, pero parecía evidente que alguien estaba interesado en que visitara ese lugar y que lo hiciera lo antes posible. No quise esperar. Pedí permiso a Mery y ella, con una de sus miradas maternales, me dijo que tuviera cuidado y que si tenía algún problema, que llamase al bar, que ella se quedaría allí hasta tarde.
Cogí un taxi y tomé la precaución de bajarme una manzana antes de la dirección que indicaba la nota. Quería acercarme sin que nadie pudiera reparar en mi presencia. Era noche cerrada y confiaba que la oscuridad ayudara a camuflarme. Cuando llegue al número doce, se levantó ante mi una pequeña casa de dos alturas. Atravesé el patio visiblemente descuidado por un estrecho camino de tierra. Observé que había luz en una de las ventanas y me acerqué a ella, avanzando en cuclillas. Me asomé tratando que quién fuera que estuviera en el interior no reparará en mi presencia. Mis ojos se abrieron desmesuradamente. Contemplé a Nikki discutiendo con otro hombre alto, joven y fuerte. A pesar de que compartíamos la custodia de nuestra hija, ella se había cuidado celosamente de revelar el sitio donde vivía y las entregas se solían hacer los sábados por la mañana en un parque o en otro lugar acordado previamente por teléfono. Mi mente viajo inconsciente a aquella noche, más de dos años atrás cuando una Nikki fuera de sí despreció a su hija entregándomela con soberbia. Era la misma imagen con otro personaje. No era capaz de entender de qué estaban hablando. Únicamente podía distinguir ciertas palabras inconexas. Súbitamente Nikki cogió una botella vacía de la mesa, estalló y se la lanzó al hombre que consiguió esquivarla por poco. Jenny entró por la puerta de la habitación con pasos cortos, con un dedo en la boca y sujetando con la otra mano un oso de peluche. Nikki no la vio y se enzarzó en una pelea con el joven intentando clavar sus uñas en su rostro. El forcejeo los hizo tambalearse por el salón. Un vaso cayó al suelo y un trozó de cristal arañó la pequeña mano de Jenny. El hombre consiguió librarse del ataque, pero en su empeño, empujo a Nikki con la suficiente fuerza para arrojarla al suelo tirando a su vez a Jenny que rompió en lágrimas. La mirada del hombre se ensombreció, giró sobre si mismo y se dirigió hacia la salida. Me agaché un poco más contemplando como desaparecía por la calle sin mirar atrás.
¿Qué podía hacer? No quería dejar allí a mi hija viviendo en aquel infierno. Si llamaba, Nikki no me dejaría entra. Podía intentar hacer uso de la fuerza y llevarme a Jenny, pero eso sólo sería volver otra vez a una vida huyendo. No. La persona que me hizo ir allí quería que me diera cuenta de la realidad. Quería que nunca me creyera esa fachada artificial de buena madre con la que se quería vestir Nikki. Y quería que utilizara esa información para poder conseguir la custodia de manera definitiva sobre mi hija.
Estuve un rato más observando cómo Nikki llevaba a nuestra hija a la cama, cómo volvía al salón, agarraba una copa y se bebía una buena cantidad de whisky. Di unos pasos hacia atrás y tropecé con una bolsa de basura. Contuve el aliento esperando que Nikki se asomara por la ventana y me descubriera. No fue así. Mi atención se desvió hacia la bolsa negra. Algo me decía que mirara en su interior. La abrí y saque varias botellas vacías de licor. No quedaba duda. Nikki era alcohólica. La falta de luz impidió que siguiera indagando en los secretos de la basura. Ya los descubriría más tarde y me quedaría petrificado por el miedo de todo lo que habría tenido que pasar mi hija.
A la mañana siguiente no podía ocultar el nerviosismo que tenía mientras esperaba que Nikki me entregara a Jenny para pasar ese fin de semana. Apareció diez minutos tarde de la hora, con gafas de sol y rostro serio. No intercambiamos ninguna palabra. Ella se alejó arrastrando los pies sobre las hojas secas. Lo primero que hice fue retirar el guante de su mano y ver cómo estaba la herida. La levanté en brazos y nos dirigimos hacia casa, pidiéndola mentalmente una y mil veces perdón por todo. En el trayecto nos fuimos acercando a un hombre sentado en el banco que parecía entretenerse con el vaho que salía de su boca. Hasta pasar a su lado no le reconocí. Se levantó y apoyó una mano en mi hombro.
* Hijo, tengo que pedirte disculpas – me quedé sin saber que decir. El hombre que había conocido en el bar la tarde anterior me miraba con pena en los ojos -. Nunca debí permitirlo.
* Perdone, pero no le entiendo
* Soy el padre de Nikki – añadió. Le temblaba la voz -. Yo fui quien llame diciéndote que no te acercaras. También fui yo quien descubrió que habías planeado esconder a Jenny en Florida – hizo una breve pausa y tragó saliva -. Me equivoque. Me dejé engañar. Era mi hija y ante mis ojos no veía que hiciera nada malo. Ella no es buena madre. La mayoría de veces deja a la niña con nosotros y ella se va por ahí. Me dedique a espiarla y seguirla a los sitios donde iba. Creo que bebe demasiado y quien sabe si cosas peores…
Yo seguía mirándole sin saber bien qué decir, sólo podía escuchar a aquel señor narrar su historia delante de mí.
* Entonces, comencé a pensar si todo lo que nos había contado sobre ti también era mentira. Empecé a visitar el bar donde trabajabas, te veía en el parque con Jenny y era consciente de todo lo que te esforzabas. Eres un buen hombre Jake.
Asentí. Notaba como varios escalofríos nerviosos subían por mi espalda. No sabía sin sentirme agradecido a ese hombre o aliviado.
* Tenías que saber cómo es mi hija. Por eso te dejé la nota en el bar. No dudaba que irías enseguida. El joven que estaba con ella no sé quien es. Sólo tengo una cosa clara. Nikki no puede ser la madre de la niña. En el juicio te ayudaremos todo lo que podamos.
Le di la más sincera de las gracias por su apoyo y le pedí que vigilara a Jenny todo lo que pudiera cuando estuviera con la niña y si pudiera ser que no las dejaran solas.
No pudimos evitarlo. Nikki, cada vez más atrapada y desesperada, hizo lo que más temía: escaparse con Jenny. Me entró la desesperación, pero todo el mundo que conocía en esa ciudad se volcó conmigo. Además de apoyo, tanto Mery como los padres de Nikki me ofrecieron toda la ayuda económica que necesitara para encontrarlas. Cubrimos todas las farolas de Savannah con su foto. La noticia saltó desde el periódico local a la televisión nacional. Incluso los tetabriks de leche llevaban impresa su cara. Pasaron meses y largas noches. Busque por todas las esquinas y denuncié en todas las comisarías, hasta que, cuando casi me había resignado a perderla para siempre, una llamada de teléfono me devolvió la esperanza.
* Hola – me saludó una voz femenina -. Creo que se dónde esta la niña que estas buscando.
Mencionó apresuradamente una dirección en Nueva York y colgó antes de que pudiera agradecérselo, como si tuviera miedo que pudiera rastrear la llamada. Dos días después la policía detenía a Nikki y traía de vuelta a mi hija. ¿Quién fue la persona que dio el aviso? A día de hoy continúa siendo un misterio…
Nikki fue condenada a dos años de cárcel, pero tuve que esperar mucho más para tener legalmente la custodia de mi Jenny. Aunque ya había perdido con sus actos cualquier posibilidad, su vena vengativa instaba al abogado para que tratara de convencer al jurado de que yo tampoco era la persona idónea para cuidar a la niña. Lo que realmente odiaba era que terminara ganando. Al final y gracias sobretodo al testimonio de los padres de Nikki el juez me otorgó la plena custodia sobre Jenny.
Por fin. Todavía recuerdo la fiesta que hicimos en el bar para celebrarlo. Por mi mente pasó la idea de volver a Tree Hill, pero todavía tenía relativamente reciente mi historia con Peyton aunque hubiera pasado tanto tiempo. Hay cosas que aunque la vida siga, el corazón se queda aparcado en el tiempo y esta era una de ellas. Con el tiempo mi vida se redujo al trabajo y a cuidar a Jenny. Me olvidé de tener tiempo para mí. Poco a poco incluso fui dejando de actuar en el escenario y la guitarra se quedó en un rincón junto a esas canciones que narraban mi vida.
El tiempo pasó muy rápido. Nikki se había convertido en un fantasma que ya solo era capaz de atormentarme en alguna pesadilla, pero sin ningún otro poder sobre mí. La siguiente vez que supe de ella ya había salido de la cárcel. Se presentó en mi casa una mañana de sábado. Estaba completamente demacrada. Su cuerpo presentaba una delgadez enfermiza como si se hubiera consumido por el odio. Los ojos hundidos, la espalda encorvada. Su voz apenas era un hilo ronco y sus dedos huesudos se alzaban como una garra marchita, sin vigor.
* Déjame ver a mi hija. Tengo derecho. Soy su madre – masculló. Su boca había perdido su característica media sonrisa exultante de serpiente.
* Nunca has sabido lo que es ser madre. Olvídate porque nunca sabrás lo que es tener una hija.
Cerré la puerta y la dejé maldiciendo hasta que decidió marcharse. No tardé mucho más en tener noticias suyas. A pesar de todo, no puedo decir que lo que ocurrió me alegrase. El padre de Nikki me telefoneó y me habló una voz vieja y cansada. Nikki había muerto de una sobredosis. Su cadáver había sido encontrado por unos chavales al lado de los contenedores de una discoteca. Aún hoy, creo que se culpa de no haber sabido educar a su hija y que ese tormento le acompañará hasta el día de su propio fallecimiento. Mi cabeza volvió al día que registré en su basura. ¿Qué más podría haber encontrado de haber tenido más luz? Preferí no pensarlo…
Como he dicho antes, no me alegré. En el fondo sólo sentí lastima. Jenny nunca tendría una madre así, pero nunca tendría una madre. En su gesto, y a pesar de lo pequeña que es, se refleja todo lo ocurrido, por mucho que la intentara proteger. Es una niña tímida y reservada, víctima aunque me duela de las disputas de sus padres.
Una noche de sábado que Jenny dormía con sus abuelos, me quedé en el bar hasta tarde. Ya no quedaban clientes y yo apuraba un refresco, jugando con el vaso en la mano, enfrascado en mis pensamientos. Mery se acercó y se sentó a mi lado. Hablamos durante mucho tiempo. Ella era la persona que mejor me conocía allí. La que mejor entendía lo que me hacía falta.
* ¿Por qué no vuelves a Tree Hill, Jake? Allí tienes familia, tienes muchos amigos e incluso puedes tener más oportunidades que aquí. Piénsatelo. Has luchado mucho por tener la vida que tienes, pero te has olvidado de vivir tu propia vida. Además, si quieres mi consejo, creo que a Jenny también le vendría bien un cambio de aires. Las paredes suelen tener demasiados recuerdos.
Sopesé lo que me decía y supe que tenía razón. Le di un abrazo y enjugue sus lágrimas. Ya lo tenía decidido. Necesitábamos el cambio. Volveríamos a Tree Hill.
**********
Peyton tiembla. Mira a Jake sonriente. Es como si despertara de un sueño demasiado real. No se da cuenta hasta ese momento que sus pasos le han llevado hasta River Court ni que sus pies reposan sobre el dibujo dedicado a Lucas. Parece todo tan lejano…
Jake observa la cancha como un niño vería los regalos de navidad sobre el árbol. Suspira, sus facciones se nublan y se dirige a Peyton.
* Siempre le has querido y lo sabes. No me hace falta que me lo cuentes para saber qué es lo que te preocupa. Amor verdadero siempre, ¿no? Sabes que puede pasar cualquier cosa que tu corazón continuará amándole y amándole hasta el día que se pare. Sé lo que es eso, aunque no siempre pueda ser correspondido. Lucha por ello. Te mereces tener todo lo que desees. Mañana nos vemos Pey.
Y envuelta en un océano de recuerdos, Peyton sólo es capaz de contemplar como se aleja, sin ser capaz de contestarle, porque sabe que, en el fondo de su corazón hace mucho tiempo que ya tiene la respuesta.
NOTA: He editado el relato para cambiar el nombre de la ciudad en la que la policía encuentra a Nikki y a Jenny gracias a la misteriosa llamada que recibe Jake. Ponía Los Ángeles, pero en realidad es Nueva York. Misterioso, eh? ¿Quién creeis que puede ser la mujer que le llama?
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Leer partes 4, 5 y 6
Leer partes 7, 8 y 9
Israel, esta parte ha sido un poco larga, pero te felicito, a mi me ha sabido a poco. Quizas es porque llevaba mucho, mucho tiempo esperandola. Has contado realmente bien la historia de Jake, y bueno... su relacion con Peyton... Ains! Incluso he llegado a lamentar que no puedan estar juntos, pero no, yo soy Leyton hasta la medula.
ResponderEliminarSiento la muerte de Nikki, pero realmente... supongo que es lo que tenia que pasar.
Tengo algunas preguntas:
1. Sabremos quien es la misteriosa mujer que llamo a Jake para decirle el paradero de Nikki en L.A?
2. Jamie y Jenny seran pareja dentro de unos anios?
3. Cuando van a volver a estar juntos Peyton y Lucas?
4. Porque Jake is so cute?
Jajaja. Bueno, espero la siguiente parte. Enhorabuena por la historia, me esta encantando
Bueno ya lo e dixo mas vces xo kda dia escribes mejor xikillo!jaja
ResponderEliminarkomo dice anett a sido una parte un poko larga,me daba pereza leerla xo me e enganxao jaja y ma gustao lo as xplikado todo mbn
a mi me gstaria k peyton akabara kn jake,smpre me gstaron juntos y no lo digo para k haya asi una oportunidad brookas,lo digo xk entre jake y peyton smpre e vsto algo,y me transmiten mas ellos dos juntos k los leyton,nose me pegaban mxo estos dos jiji wno spero k este pronto la siguiente parte!
Muy bonita de verdad!!!!....tiene de todo, buenas frases,xispa, describes muy bien...no se la verdad es k prometes como escritor...
ResponderEliminarYa podria leer Mark tus relatos k seguro k le encantaban jejejej.
Me encantaria k Jake y Pey acabaran juntos, al igual k estrella xa mi siempre han tenido una magia juntos k no he visto en la pareja leyton xo weno es tu historia y escribe el final k tu kisieras....Encantada de leerte Israel. Aragon
Creo que si Israel escribiese el final que le gustaria, seria Jeyton ;) Como a vosotros, le gusta mucho esa pareja. Sin embargo, una vez me dijo que va a escribir el final que le parece mas coherente... Sabeis lo que quiero decir? Me parece que esta escribiendo lo que cree que va a pasar y no lo que le gustaria que pasase...
ResponderEliminarPues sí que va a ser que soy un poco Jeyton sí jaja. Muchas gracias por los comentarios :). Es verdad que me quedó muy largo, pero a veces es complicado seguir una estructura de partes cortas cuando quiero contar muchas cosas... escribiendo siempre me acabo enrollando mucho y por Jake tengo debilidad...
ResponderEliminarY en cuanto al final... pues sinceramente todavía no lo tengo en la cabeza, ira saliendo según me lleve la historia... Lo mismo hay sorpresas...
Porfis manda más m encantan tus relatos, escrribes muy biennn!!pero sobre todo la forma q tienes de engancharnos, animo a seguir escribiendo!!
ResponderEliminarbueno no importa k escribas largo,prefiero una historia larga k lo explike todo bien y ke de detalles y kede bonito a una korta y mal expresada...lo importante esk escribiste largo xo a mi no me importa xk me enganxe!sigue escribiendooo!
ResponderEliminarEl problema es que ver así de golpe lo largo que es, yo entiendo que a la gente le de pereza. Lo que yo quería era situar un poco mejor de lo que ha hecho la serie (porque creo que ya nunca se hará en ningún capítulo :-() la historia de Jake porque siempre era muy muy ambigua y a veces incoherente. Y como es mi personaje favorito, yo creo que se lo merecía :D.
ResponderEliminarDe nuevo muchas gracias a todos los que dedicáis un rato de vuestro tiempo a leerme y comentáis. Me anima mucho para seguir.
Yo si fuese tu Israel, escribiria un libro. Que detalles y que facilidad de palabra Dios mio.
ResponderEliminarDayana
¡Queremos la siguiente entrega!
ResponderEliminarIntentare tener terminada la siguiente parte el lunes
ResponderEliminarIncreíble! me ha encantado esta parte Israel. no quería que se acabara, me ha gustado tanto!
ResponderEliminarmarta,,,
Si que he estado algo tarde en leer esta entrega, pero sencillamente me encanta como escribes, me fascina el relato, disfruto tanto leyendolo casi que como disfruto viendo cada nuevo capitulo de OTH, sigue asi.
ResponderEliminarSaludos...
Andrea