Fan Fiction de Aina

Este verano no han tenido tanto éxito los fanfics, sin embargo, hace unos días recibí el de Aina, que nos cuenta como será el primer capítulo de la nueva temporada. ¡A ver si alguien más se anima a escribir! Bueno, aquí lo tenéis:


Brooke/Julián/Peyton (Santa Mónica, California)

Brooke estaba sentada en la playa mirando como las olas rompían, sonreía pensando en que pronto regresaría a Tree Hill con Julian y se pondría a trabajar en su nueva línea de ropa, tenía mucho trabajo acumulado pero, ¿a quién le importaba? Se merecía unas vacaciones y se merecía tener tiempo para ella. Julian se acerco por detrás y se agachó dándole un beso en el hombro.

- ¿Un último baño antes de volver?
- Me encantaría –contestó Brooke.

Se levantó quitándose la ropa y fue hacia el agua seguida de Julian.

- Te amo –dijo este abrazándola.
- Y yo a ti...

Empezaron a besarse en la orilla con las olas rompiendo en sus cuerpos cuando una voz muy conocida dijo:

- Brooke Davis, ¿te parece bien esta clase de exhibicionismo en una mujer de tu edad?

Brooke levantó la cabeza, sonrió ampliamente y salió del agua.

- Peyton! –fue hacia ella a abrazarla.
- Qué inoportuna, eh? –sonrió Julian saliendo del agua - hola
- ¿Cómo va tu luna de miel y la pequeña Peyton?

Peyton y Lucas habían decidido ir a hacer un viaje recorriendo los lugares más significativos para ellos, a crear una bonita historia que recordar sobre como había sido su luna de miel.

- Es un sueño hecho realidad –contestó Peyton.
- ¿Y qué haces aquí, en Los Angeles? Creí que nos veríamos en Tree Hill pasado mañana... –dijo frunciendo el ceño
- Oh! Brooke, ha salido un imprevisto y vamos a demorarnos bastante.
- ¿Qué ha pasado?
- ¡Han llamado a Lucas! Haran su película al final! –gritó contenta.
- ¡Qué maravilloso Peyton! –se abrazaron de nuevo.
- Pero esta vez las condiciones son diferentes, otra gente mas competente... sin ofender –le dijo a Julian.
- No, no ofendes –dijo Julián- es que Lucas era insportable... tantas exigencias –bromeó.
- El caso es que nos vamos a quedar aquí en Los Angeles, ya sabes: Hollywood, glamour...
- Me alegro mucho por ti señora Scott. Pero vigila que la pequeña Peyton no vaya por los malos caminos.

Hablaron largo rato, Peyton lamentó que no pudieran ver a la niña ni a Lucas que se había quedado unos días más con su madre a la que habían ido a visitar, por otro lado Peyton había querido ir a Los Angeles unos días antes para buscar una casa para convertirla en su hogar durante el tiempo que estuvieran allí, luego de muchos abrazos y besos se despidieron.


Nathan/Clayton

Clayton era el representante de Nathan, no hacía mucho que se conocían, Clayton necesitaba una estrella que recién empezara para "moldearla y llevarme el reconocimiento, lo que cuesta trabajo es lo que vale, lo fácil no tiene mérito" como él solía decir, y... ¿qué mejor que un deportista con el historial de Nathan? Clayton tenía grandes planes: contratos publicitarios, grandes contratos con grandes equipos... y él lo iba a conseguir, el sería la mano detrás de la estrella. Así que lo abordó y tenía una baza a su favor: venía recomendado por una vieja amiga de Nathan: Rachel. Así que luego de una reunión entre los dos jóvenes Clayton quedó contratado. Y en eso estaba Clayton pensando en el gran futuro que les esperaba cuando Nathan entro en la cafetería.

- Hola tío.
- Hola Scott –saludó Clayton- Nathan, tengo un problema.
- Ah! Olvídalo, Rachel no quiere volver a verte... ya lo intenté.

Y es que Clayton y Rachel habían estado prometidos pero el compromiso se había roto hacía tres meses después de que Clayton le hubiera sido infiel a Rachel.

- Bueno bueno, déjame eso a mi, sé como tocar ese corazón que tiene.
- Si tú lo dices... entonces, ¿qué problema tienes?
- ¿Te acuerdas de la chica con la que engañé a Rachel?
- Sí, me lo contaste, ¿qué pasa? ¡No me digas que la preñaste!

Clayton asintió dándole una carpeta con una ecografía dentro.

- Está de dos meses...


Haley/Quinn

Quinn llamó a la puerta de la casa de su hermana, se tocaba las manos nerviosa ante el recibimiento que pudiera tener.

- ¿Quinn? – preguntó Haley en la puerta.
- Hola hermanita...

Haley miró hacia el cielo y musitó algo inaudible, sabía que si Quinn estaba allí quería decir que tenia problemas, para variar...

- Anda pasa... –fueron hacía la cocina y Haley le sirvió una cerveza- ¿Cuánto dinero necesitas?
- No necesito dinero... Bueno, sí, pero no estoy aquí por eso..
- Bueno, dime entonces...
- Estoy metida en un gran problema...
- Si no me dices más...
- En un problema de nueve meses... –dijo agachando la cabeza.
- Quinn! ¿¿¡¡Estás embarazada!!?? –se levantó poniéndose la mano en la frente, mirándola.

Quinn asintió algo avergonzada pero enseguida levantó la cabeza mirándola

- No es que tú seas la mejor para regañarme, eh?
- ¡Era distinto!
- ¡Claro que lo era! ¡Estabas en el instituto!
- ¡Pero estaba casada! ¿Y el padre?
- Ese es el problema... fue un braguetazo de una noche... y es el representante de tu marido.

Haley se sentó frotándose la frente intentando serenarse y no matar a su hermana.


Dan/Rachel/Alex

Dan había recibido su corazón en el ultimo momento, cuando ya nadie esperaba que sobreviviera, pero Dan era un superviviente, lo había demostrado ya varias veces y un corazón enfermo no iba a tumbarlo tan fácilmente: él era Dan Scott, no moriría como un perro abandonado. Y así fue, cuando las esperanzas empezaban a fallar llegó su corazón. Luego de eso había decidido escribir un libro, el libro de su historia. Se había vendido muy bien y para celebrarlo había decidido hacer una fiesta en su casa de la playa. Estaba llena de gente que no había invitado, pero ¿que más daba? Eso era bueno, la gente quería ir a su fiesta y habían utilizado sus contactos para ir como acompañantes. Andaba por la casa mirando satisfecho como la gente lo pasaba bien cuando vio una chica subida en una mesita bailando, era una chica joven realmente impresionante y también una de las invitadas que no conocía, sonrió de lado mirando como bailaba y fue a buscar una bebida, quizás estaría bien invitarla a tomar algo y luego... bueno la noche es larga, se dijo a sí mismo, y él conocía esa clase de chicas, lo único que buscaban era alguien que les diera una vida de lujos y fiestas... y él podía dársela... no le sería muy difícil seducirla, al fin y al cabo "soy Dan Scott, exalcalde, expresidario, escritor de éxito..." divagaba en esos pensamientos volviendo con dos bebidas pero la chica ya no estaba en la mesita, buscó con la mirada y la encontró... hablaba con una chica, más bien parecían discutir un poco.

- Alex! Eres mi acompañante, deja de comportarte así, ¿vale? –la regañaba su amiga- Esta no es una fiesta de modelos a las que sueles ir... ¿No ves que la gente aquí se comporta?
- Ay! Qué amargada eres, me gustabas más cuando sabías divertirte –contesto Alex.
- Eso no me trajo nada bueno y no te lo traerá a ti tampoco si sigues así. Si quieres que te presente a Brooke empieza a centrarte un poco. Y si tienes resaca mañana no te la presentare. ¿Ha quedado claro? Asi que vigila lo que haces.

Rachel se giró metiendose entre la gente y Dan cambió de opinión, apartó de su mente a la modelo y siguió a Rachel.

- Señorita Gattina... Cuanto tiempo...
- Señor Scott... Creo que no envejece demasiado bien.
- La experiencia es un grado... Creí que te gustaban mayores que tú. ¿No era así?
- Qué gracioso... Nunca lo hubiera imaginado de usted. –dijo con ironía
- Hay muchas cosas que no conoces de mi... y que me gustaría mostrarte...
- ¿Tú a mi?
- Si... de hecho tengo una limusina fuera... si quieres podemos tomar algo y hablar... sobre muchas cosas –le dio un beso en la mano.

Rachel miró a Alex que ya volvía a estar encima la mesita bailando rodeada de hombres que babeaban mirando sus piernas.

- Mejor eso antes que verla allí encima exhibiéndose. –tomó la copa de Dan y salió de la casa seguida por él.

Fuera les esperaba la limusida, Dan abrió la puerta y le dio un beso en la mejilla

- Las damas primero...

Rachel se acomodó en el asiento cuando vio que un vagabundo se acercaba a Dan, pensó que este lo echaría a patadas pero se sorprendió al ver como firmaba el libro y le dedicaba un par de minutos, luego de eso subió a la limusina y se marcharon de allí.